Revista de creación literaria en busca de creadores del mundo

martes, 30 de septiembre de 2025

El enclave prohibido, de M.D. Álvarez

 


El capitán se despidió de su comandante y se dirigió a su alojamiento temporal. Mientras guardaba sus pertenencias, no podía dejar de pensar en las ruinas y en las palabras del sargento. Algo en aquellas esculturas aberrantes le había dejado una sensación inquietante.

Esa noche, mientras intentaba dormir, tuvo un sueño extraño. Se encontraba de nuevo en la jungla, pero esta vez las ruinas estaban vivas, sus muros se movían y las esculturas parecían observarlo. Despertó sobresaltado, con el corazón latiendo a mil por hora.

A la mañana siguiente, decidió investigar más sobre el lugar. Se dirigió a la biblioteca militar y comenzó a buscar información sobre civilizaciones antiguas en esa región. Encontró referencias vagas a una cultura perdida, conocida por sus rituales oscuros y sus construcciones monumentales.

Intrigado, decidió contactar a un viejo amigo, un arqueólogo experto en civilizaciones antiguas. Le envió un correo detallando lo que habían encontrado y adjuntó algunas de las fotografías.

Días después, recibió una respuesta. Su amigo estaba fascinado y preocupado a la vez. Le explicó que las ruinas podrían pertenecer a una civilización que había desaparecido misteriosamente, y que las esculturas podrían ser representaciones de deidades o guardianes de algún secreto oscuro.

El capitán sabía que debía regresar a las ruinas, pero esta vez con un equipo más preparado. Solicitó permiso para una nueva expedición y comenzó a planificar el viaje. Antes de partir, llamó a su pareja para informarle de sus planes.

—Cariño, tengo que volver a la jungla. Hemos descubierto algo importante y necesito investigarlo más a fondo —le explicó.

—Ten cuidado, por favor. No quiero perderte —respondió ella, con preocupación en la voz.

—Lo prometo. Volveré sano y salvo. Te amo —dijo, antes de colgar.

Con el equipo listo y el permiso concedido, el capitán y su nuevo grupo de exploradores se adentraron de nuevo en la jungla, preparados para desentrañar los misterios de las ruinas y enfrentarse a lo desconocido.

M. D. Álvarez 

jueves, 25 de septiembre de 2025

Amor y poesía, de Harmonie Botella

 

AMOR Y POESIA

En el umbral de la estrofa, donde la pasión se teje en canto,

surge la poesía, un eco de lo eterno y de  lo inverso.

Pasión cual ámbar que fluye en ríos de pergamino,

donde el corazón dicta rimas, y el ánima es la pluma. 

Canto de la devoción que se escribe a sí mismo en la niebla,

imágenes de rosas que destilan llagas de néctar.

El enamorado es el bardo, forjando versos en la hoguera,

donde el beso es cadencia, y el anhelo, un artificio.  

En vergeles de alegorías, donde los luceros se postran,

la pasión danza en analogía, como frondas que el céfiro arrastra y decae.

Palabras que estrechan el abismo, como crestas en mar de letargo,

y el pulso del éxtasis enamora, en un poema vedado.  

Poesía del ardor, que pinta firmamentos en la tez,

donde la devoción es emblema, dédalo de néctar.

Imágenes de alboradas fracturadas en prismas de lágrima,

y el eco de un "te amo” que reverbera en la lira.  

En la estrofa del anhelo, donde el tiempo se estanca en rima,

la pasión se desdobla en sombras, como un ensueño que transfigura.

Flores de flama en el papel, que fulguran sin extinguirse,

y el trovador enamora al verso, en un ritual  brotar. 

 Devoción cual hipérbole perenne, engrandeciendo el ímpetu,

donde las nubes son caricias, y el astro, un roce proscrito.

Alegorías de caudales que besan riberas de seda,

y el céfiro murmura pastorales, en la quietud del edén.  

En el lienzo de la página, la pasión pinta su esencia,

imágenes de lunas hendidas, en rondas de ausencia.

Rimas que ligan psiques, como grillos de fulgor,

y la poesía reverdece, en el vergel de la pasión.  

Canto que se ama a sí mismo, en espirales de fervor,

donde el ritmo es un galán, y el silencio, perfidia.

Luceros que se abisman en cuartetas, como perlas de argento,

y la devoción, eterno rapsoda, en su propia salmodia.  

En el epílogo de la cadencia, donde la pasión se despide en réplica,

surge el poema, un ciclo de lo árido y lo lozano.

Versos repentinos de imágenes, urdidos en rimas de pira,

donde la pasión es el canto, y el canto, el artificio.



Harmonie Botella

martes, 23 de septiembre de 2025

El enclave prohibido, de M.D. Álvarez

 


Era la fecha de su cumpleaños y no podía estar con ella, pero la llamó con un teléfono vía satélite.  

—Hola, mi vida, siento no poder estar contigo en tu día, pero te lo compensaré con creces —dijo dulcemente.  

—¿Estás bien, cariño? No te preocupes, tan solo quiero que vuelvas sano y salvo —le pidió suplicante.  

—Haré lo que pueda, cielo. Vuelvo en dos semanas. Te quiero, mi amor. ¡Feliz cumpleaños! —dijo, viendo que su sargento se acercaba. —Tengo que colgar, amor mío. Intentaré llamarte otro día. Te quiero.  

—Mi capitán, partimos ya —dijo el sargento con un rictus de preocupación.  

—Tranquilo, sargento, es una misión de observación.  

—Sí, mi capitán —se cuadró y saludó.  

Avanzaron por la sofocante jungla hasta el enclave recién descubierto: eran unas  megaruinas con enormes muros de contención y esculturas aberrantes y dantescas. Tomaron cientos de fotografías y regresaron al campamento base.  

—¿Cómo definirías lo que hemos visto, sargento?. 

—Como algo que no deberíamos compartir con nadie", dijo visiblemente asustado.

—Regresamos a casa, no te preocupes. Cargaron con todo el material fotográfico y el equipo de campaña.

A su regreso, despachó el informe con su comandante, que le agradeció la información aportada.  

—Te mereces unas vacaciones, cógete 20 días de permiso.

Continuará...

sábado, 20 de septiembre de 2025

Tontheridas, edición cuarentena, de Juan Carlos Prieto Martínez (Reseña nº 1119)

 


 

Juan Carlos Prieto Martínez
+ Tontheridas, edición cuarentena
ECU, noviembre de 2020

"Mientras algunos hacen dos flexiones al día para re-flexionar, yo escribo. Esta frase describe todo lo que vas a encontrar dentro de este libro", ya es una declaración del autor, que no nos llevemos a engaño.

He tenido la suerte de coincidir con Juan Carlos en varios eventos en los dos últimos años, desde que coordiné la Feria del Libro de San Pedro del Pinatar, que volvió a reiniciar su camino y ya cada año se va celebrando. Y ahora, la suerte de leer estos poemas que él los considera más como reflexiones.

"La cagaste", me dije,
y me puse a sonreír.
Sé que esto puede resultar contradictorio.
"Por una vez lo hago bien a la primera", pensé,
y el alivio me llevó de nuevo a tierra.

La cagué, lo admito.
Y fue desagradable confirmarlo,
pero la recompensa merece la pena.
Me sentí como el que encuentra una pepita de oro en un río,
o como si de un trébol de cuatro hojas se tratara.
Aunque no fue en un río, ni en un jardín,
fue en el cuarto de baño de casa.

La cague.
La chincheta ya no estaba".

Creo que es la reflexión que más me ha echo reír y que me ha acompañado mientras leía el resto de páginas de este libro.

Acercaros a él, no la vais a cagar.

Francisco Javier Illán Vivas 

 

miércoles, 17 de septiembre de 2025

El último sacrificio, de M.D. Álvarez

 


El impacto fue brutal lo percibió al ver a sus amigos correr hacia él no sentía nada sus rostros reflejaban la angustia la bestia lo había golpeado en la columna y arrojado a 20 metros de donde estaba la tropa jaleando a aquel animal 

Sintió cómo perdía sus fuerzas paulatinamente pero no sentía dolor con un gran esfuerzo logró levantarse renqueando volvió al círculo que sorprendentemente quedó mudo al verlo acercarse.

—No seáis tan dramáticos aquí hemos venido a morir luchando, se dirigió a sus amigos que comprendieron de inmediato que debían alejarse .—Tu, animal si crees que me vas a derrotar con un simple golpe estas muy equivocado. Rugió tentándole a embestirle 

El círculo de matones que arengaba a aquel bravucón se enfureció aún más haciendo que el círculo se estrechara sobre el justo en el último segundo pudo vislumbrar que sus camaradas estaban a salvo y utilizó las últimas energías que le quedaban para implosionar la carga nuclear que lleva implantada en el pecho.

M. D. Álvarez